Uno de los criminales más buscados del país, el peruano Sebastián Márquez Tomaimilla, alias el papi Ricky, fue enviado ayer a la cárcel de El Abra en Cochabamba, pese a que los policías solicitaron que fuese remitido a Chonchocoro debido a su peligrosidad.
Márquez es el líder de la megabanda, una organización criminal que ha perpetrado los atracos más grandes en la historia del hampa.
La megabanda robó la empresa Brinks en Santa Cruz y se llevó medio millón de dólares, atracó la joyería Elvia en la avenida San Martín de la Llajta y se llevó otro medio millón de dólares. También en Cochabamba, la megabanda asaltó las joyerías Sánchez, Reyes y Cora.
En esta última hirieron de gravedad a dos policías. Uno de ellos, Hans Rodríguez, quien ha enfrentado, desde entonces, más de una quincena de cirugías y aún le faltan otras para restablecerse plenamente. En La Paz, la organización se llevó toda la recaudación del cobro de peajes de Vías Bolivia, de la autopista de El Alto. En este atraco, ocurrido en julio de 2010, la megabanda mató al suboficial Leonardo Condori e hirió a otras dos personas.
Sebastián Márquez Tomaimilla era difícil de atrapar porque luego de ejecutar los millonarios golpes, huía hacia la ciudad de Puno, en el Perú, donde tiene sus propiedades y cuentas bancarias.
Márquez y el también peruano José Cañazaca alias el Carachas fueron imputados por el atraco a la joyería Sánchez, donde habían cámaras de seguridad que los filmaron.
Márquez es el hombre que aparece en la acera de la calle Honduras con un fusil militar FAL, dispuesto a dispararle a quien intentara impedir el delito.
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