Patología del poder: La Rebelión en la granja
En la novela Rebelión en la granja
George Orwell presenta una crítica a la sociedad totalitaria, es una fábula de carácter alegórico donde se trata de
"dar forma al desorden de la experiencia",
la trama se refiere en realidad a Stalin y a la instauración del comunismo en la Unión Soviética; de esta manera, la narrativa de Orwell cumple la función terapéutica de que habla Eco: "
Leer relatos significa hacer un juego a través del cual se aprende a dar sentido a la inmensidad de las cosas que han sucedido y suceden y sucederán en el mundo real". Incluso una lectura reciente, una interpretación actual del texto podría aplicarse exitosamente como el símbolo de todas las dictaduras como son la de Manuel Arturo Odriá o la de Alberto Fujimori en Perú, los setenta y un años del PRI en México, la de Fulgencio Batista en Cuba, tambien el mismo Fidel Castro, Hugo Chavez y Ortega, la de Jorge Rafael Videla en Argentina, la de Augusto Pinochet en Chile, la de Anastasio Somoza en Nicaragua, hasta la de los mismísimos Adolfo Hitler y por supuesto, a Stalin.
Es evidente que de la fábula de Orwell se pueden conjeturar, se pueden deducir, una multitud de moralejas, no obstante la moraleja universal de este texto podría ser la referente al uso de la fuerza y dictadura, una lectura actual de la obra nos alecciona en el sentido de que la dictadura no es sólo la violencia que se ejerce contra una población inerme, no es tampoco la mentira, es, sobre todo, la corrupción generalizada, donde es imposible mantener una dignidad, una honra personal, porque uno está obligado a entrar en los mecanismos de impostura. Y ése es el legado peor para las futuras generaciones. Los dictadores mueren, pero la herencia sigue.
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