“Estamos con las manos atadas. Habría sido más fácil hacer una revolución y fusilar a los enemigos”.
Quien habla de esta manera no es alguna figura marginal de la ultraizquierda boliviana, sino uno de los funcionarios más importantes del Tribunal Supremo Electoral (TSE), entidad encargada de arbitrar los comicios nacionales del 2014.
En una entrevista brindada a un medio argentino, además de revelar sus inclinaciones fusilatorias acusaba a la prensa y a la Iglesia de hacerle oposición al régimen de Evo Morales.
Decía también que la meta de su grupo es “el comunismo”, para lo cual, señalaba, es necesario que “el Estado sea nuestro” (del Movimiento Al Socialismo). Agregaba jubilosamente que ya “2/3 del país están bajo el poder del MAS”.
Otra muestra sería el vicepresidente del Tribunal, Wilfredo Ovando, quien tuvo activa presencia en la campaña de reelección de Morales en el 2009, existiendo fotografías que lo muestran junto al presidente en mítines realizados en el bastión cocalero del Chapare.
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