El plan estadounidense de ataque contra Irán tiene previsto el sacrificio de la Quinta Flota como medio de justificar una respuesta nuclear. No se trata de un escenario hipotético sino de una opción ya discutida en el seno del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos. Según nuestras informaciones, el almirante William Fallon hizo saber que en caso de recibir esa orden, él se negará a aplicarla y presentará su renuncia así como la de todo el Estado Mayor del Centcom. Por el momento, la resistencia de los oficiales superiores de la Marina de Guerra y del Ejército es lo único que ha impedido que los neoconservadores y la Fuerza Aérea comiencen las operaciones.
El teniente general Paul Van Riper simuló así el papel de jefe de un hipotético Estado del Golfo Pérsico, en un escenario desarrollado en el marco del juego estratégico 2002 Millennium Challenge, y [la partida] terminó con la destrucción total de 5ta Flota [1]. El experimento y sus conclusiones sobre la vulnerabilidad de la 5ta Flota en el marco de un conflicto armado asimétrico y las consecuencias de una eventual guerra contra Irán fueron ignorados.
Los neoconservadores de la administración Bush están haciendo una agresiva propaganda a favor de la realización de operaciones armadas contra Irán, que culminarán en un ataque de ese país contra la 5ta Flota con el uso de sofisticados misiles crucero aire-mar. Deliberadamente [los neoconservadores] ignoran los experimentos que desarrolló Van Riper durante el simulacro Millennium Challenge y sus similitudes, peligrosamente sugerentes, con el actual contencioso nuclear EE.UU.-Irán.
Irán dispone de una cantidad de misiles crucero que alcanza ampliamente para destruir gran parte, e incluso la totalidad, de la 5ta Flota, que se encuentra dentro del radio de acción de las rampas móviles de lanzamiento que poseen los iraníes, estratégicamente instaladas a lo largo de la cadena montañosa que domina las costas del Golfo Pérsico. La administración Bush minimiza deliberadamente la vulnerabilidad de la 5ta Flota frente a la avanzada tecnología de Irán en materia de misiles, comprados a Rusia y China a fines de los años 1990. Los misiles más sofisticados del arsenal iraní son los «Sunburn» (En español, "Insolación") y los «Yakhonts». Y, frente a esos misiles, los navíos de guerra estadounidenses carecen de defensa eficaz, según advierten todos los expertos militares.
Al provocar deliberadamente represalias iraníes contra una intervención armada de Estados Unidos, los neoconservadores preparan el sacrificio, a sabiendas, de gran parte o quizás la totalidad de la 5ta Flota. Esto podría provocar un nuevo Pearl Harbor, que crearía el clima político ideal con vistas a una guerra total contra Irán y acciones armadas que se extenderían a toda la región del Golfo Pérsico.
La vulnerabilidad del 5ta Flota ante el arsenal iraní de misiles aire-mar
La base de la 5ta Flota estadounidense, en Bahrein, se está a sólo 150 millas marítimas de la costa iraní y al parecer se encuentra también bajo el alcance de una nueva generación de misiles aire-mar iraníes. Por otro lado, en el estrecho teatro de operaciones que constituye el Golfo Pérsico, cualquier barco de la US Navy enfrentaría grandes dificultades para maniobrar y se encontraría siempre a poca distancia de la rocosa costa iraní, en forma de dientes de sierra, a todo lo largo del Golfo Pérsico, hasta el Mar de Arabia.
Irán comenzó a adquirir tecnología militar rusa poco después de que Rusia saliera, en el año 2000, del Gore-Chernomyrdin Protocol (Protocolo Gore-Chernomirdin) que limitaba las ventas de equipamiento militar ruso a Irán. Luego de su salida del protocolo, Rusia comenzó a vender a Irán la tecnología militar susceptible de ser utilizada en cualquier conflicto con Estados Unidos, específicamente sistemas de defensa antiaérea y misiles tierra-mar, equipos en los que Rusia se había especializado precisamente para poder hacer frente a la aplastante superioridad marítima de Estados Unidos.
El misil SSN-22, conocido como «Sunburn», alcanza una velocidad de mach 2,5, o sea 1 500 millas por hora. Está dotado de tecnología furtiva y tiene un alcance de 130 millas. Es portador de una cabeza explosiva convencional de 750 libras, capaz de destruir la mayoría de los navíos de guerra. Más preocupante aún es el SSN-X-26, de fabricación rusa, conocido como «Yakhont». Se trata de un misil crucero cuyo alcance de 185 millas y representa un peligro para todos los navíos de la US Navy que se encuentran en el Golfo Pérsico. Lo más grave es que el misil Yakhont ha sido concebido específicamente para su uso contra portaviones. Rusia lo ha puesto en venta en los mercados internacionales de armamento.
Los juegos de estrategia de Millennium Challenge
Según el general Kernan, estos juegos estratégicos «debían servir para poner a prueba una serie de nuevos conceptos operacionales recientemente preparados por el Pentágono». Una serie de ataques asimétricos, de estrategias en las que se utilizaban barcos civiles disfrazados para lanzar ofensivas, aviones para la realización de ataques kamikazes y misiles crucero del tipo Silkworm, dieron como resultado el hundimiento de casi todos los barcos de 5ta Flota. Las simulaciones revelaron hasta qué punto las estrategias asimétricas pueden sacar partido de la vulnerabilidad de la 5ta Flota ante misiles tierra-mar, sobre todo en el estrecho marco de las aguas del Golfo Pérsico.
En una decisión eminente discutible, la estrategia del Pentágono consistió simplemente en «volver a poner a flote» la 5ta Flota para poder continuar el ejercicio, logrando así finalmente la derrota del país ficticio del Golfo Pérsico.
La estrategia neoconservadora de ataque contra Irán
La mayoría del desarrollo nuclear de Irán habría tenido lugar en instalaciones subterráneas construidas a 70 pies de profundidad y provistas de un revestimiento de hormigón armado que las protegen contra cualquier ataque con armas convencionales conocidas. Lo cual llevó a la administración Bush a afirmar, a principios de 2006, que será necesario utilizar armas nucleares tácticas para eliminar las instalaciones nucleares iraníes.
Esto provocó una enconada controversia entre neoconservadores de primera línea, como Dick Cheney y Donald Rumsfeld, y los jefes de los estados mayores, que se opusieron categóricamente a dicha posibilidad. En mayo de 2006, el periodista investigador Seymour Hersh escribió sobre la oposición de estos jefes de los estados mayores.
Posteriores esfuerzos de los neoconservadores tendientes a justificar un ataque militar multinacional encontraron un serio obstáculo en el escepticismo ampliamente enraizado de la opinión pública sobre la amenaza que representaría el programa nuclear iraní y en la confirmación, por el jefe de la Agencia Internacional de la Energía Atómica Mohamed El-Baradei, del respeto del tratado de no proliferación por parte de Irán. El-Baradei cita incluso evaluaciones militares estadounidenses que confirman que Irán no podría alcanzar la capacidad de producir combustible nuclear lo suficientemente puro como para poder utilizarlo en bombas nucleares hasta dentro de varios años. Ante la frustración que representó esta doble oposición a sus planes en el seno mismo de su propia burocracia, dentro de sus propias fuerzas armadas y en la comunidad internacional, la administración Bush adoptó una estrategia en tres partes tendiente a poner a Irán «fuera de juego».
La primera parte consiste en crear en la opinión pública la impresión de que existe una crisis de la seguridad internacional, advirtiendo del peligro de una Tercera Guerra Mundial en caso de que no se ponga fin al programa nuclear iraní. Durante una conferencia de prensa, el 17 de octubre de 2007, el presidente Bush declaró: «Si quieren ustedes evitar una Tercera Guerra Mundial, ¿sin duda están ustedes interesados en impedirles [a los iraníes] que tengan la tecnología necesaria para fabricar la bomba atómica?» A esta sorprendente retórica de Bush se sumó, poco después, el vicepresidente Cheney al advertir, el 23 de octubre, que Estados Unidos y sus aliados estaban «dispuestos a imponer serias consecuencias» a Irán.
La segunda parte consistió en un deslizamiento, al acentuar menos la necesidad de privar a Irán de sus instalaciones nucleares y acentuar más el apoyo de ese país al terrorismo. Dada la muy amplia oposición militar y política a la proposición de atacar las instalaciones nucleares iraníes, la administración Bush presenta en lo adelante a Irán como un pilar del terrorismo en Irak.
La tercera parte de la estrategia –y la más peligrosa– utilizada por la administración Bush consiste en instrumentar una misión clandestina que crearía el entorno político necesario para una guerra contra Irán. Esto se comprobó durante el inadmisible incidente del B-52 «Bent Spear», en que se descubrió que 5 misiles con ojivas nucleares estaban siendo enviados al Medio Oriente, en el marco de un golpe bajo de los servicios secretos [3].
Aquellas cabezas nucleares llevaban cargas que iban de 5 a 10 kilotoneladas y que hubiesen sido ideales para destruir las instalaciones nucleares subterráneas de Irán, o para montar una operación de diversión que hubiese podido ser atribuida a Irán. Pero el personal de la US Air Force se negó a obedecer órdenes «ilegales» que muy probablemente venían de la Casa Blanca, evitando así algo que habría podido terminar en la explosión de una o más bomba(s) nuclear(es) en la región del Golfo Pérsico.
Consecuencias de un ataque contra Irán
Los juegos de guerra Millennium Challenge, en 2002, desembocaron en el hundimiento de casi toda la flota. Si un ataque contra Irán tuviese lugar a fines de este año (2007), el resultado sería la destrucción del USS Enterprise y la muerte de los 5 000 hombres que se encuentran a bordo de ese portaviones.
En cuanto a las pérdidas que se producirían ulteriormente, en términos de cruceros de apoyo y de otras fuerzas navales pertenecientes a la 5ta Flota en el Golfo Pérsico, estas serian catastróficas. Un ataque con misiles crucero iraníes reeditaría las pérdidas que se registraron en Pearl Harbor, cuando el hundimiento de 5 navíos, la destrucción de 188 aviones y la muerte de 2 333 soldados estadounidenses provocó rápidamente una declaración de guerra total contra Japón por parte del Congreso de Estados Unidos.
La declaración de una guerra total contra Irán por parte del Congreso estadounidense daría lugar a una campaña de bombardeos intensivos y a una posible invasión armada tendiente a un cambio de régimen político en Irán. Estados Unidos ordenaría una movilización general, para reunir el personal necesario con vista a una invasión contra Irán y para poder apoyar a las tropas estadounidenses en Irak y Afganistán, que se verían sometidas a una presión creciente.
CONCLUSIONES PARA LOS QUE NO LES GUSTE LA LECTURA
Fuente: Por Michael Salla | Red Voltaire
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