Decenas de miles de personas en Moscú consiguieron superar su propio miedo al poder estatal ruso y salieron a la calle para pedir elecciones libres y justas.
Unas manifestaciones de carácter político tan masivas (se habla de hasta 100.000 personas) no se habían visto nunca en la capital rusa desde que Vladimir Putin llegó al poder hace 12 años. Son las más numerosas desde los 90, con la Perestroika.
El enojo que ha sacado la gente a la calle lo provocó sobre todo el supuesto fraude electoral cometido por parte del partido de Putin, Rusia Unida, en las elecciones legislativas del pasado domingo, que volvían a dar todo el poder al partido oficialista Rusia Unida.
Las personas cuentan una y otra vez que cuando hablan en el trabajo sobre las elecciones nadie dice que votó ese partido, que popularmente se conoce el
"partido de los ladrones y maleantes". Desde el escenario de una repleta plaza Bolotnaya, en el centro de la capital, se escuchan los llamamientos de la oposición:
"Rusia sin Putin". Pero no son los que se imponen.
La mayoría de las personas que están saliendo a la calle son ciudadanos comunes y corrientes que están decepcionados, a diferencia de las escasamente concurridas manifestaciones de la oposición en el pasado.
Exigen su derecho a unas elecciones de verdad.
"Yo no había vuelto a salir a la calle desde los años 90. Entonces protestábamos contra los comunistas. Pero la paciencia de muchos ha tocado a su fin", dijo Sinaida, de 68 años.
El fin de la paciencia
"Claro que tenía miedo de venir aquí. Pero ¡basta ya! No vamos a dejar que nos humillen. No somos un rebaño que acata en silencio y sin rechistar lo que los mandatarios hacen"
dijo la joven de 24 años Ina Finochka. En su chaqueta se ven banderas del país con la leyenda
"estoy contra la revolución". Ella y sus amigas nunca se habían atrevido a acudir a una manifestación de movimientos de la oposición como Solidarnost u Otra Rusia.
El enojo popular se percibe con claridad en muchas de las personas que se encuentran en la plaza. Jóvenes y mayores dan rienda suelta a su descontento por las que, según la oposición, son las "elecciones más sucias" desde los tiempos de la Unión Soviética. Y realmente la dividida y en ocasiones incluso enfrentada oposición ha conseguido movilizar en forma de protestas callejeras a una gran cantidad de gente.
"No queremos un derramamiento de sangre. No queremos una revolución. Queremos elecciones de verdad"
pidió el reconocido escritor Boris Akunin.